Pues eso, que hay días que te toca la lotería y sin haber comprado un décimo, pues bien, ayer fue uno de esos días. El tema es que a través de un familiar ha llegado a mis manos un Snipe. La historia es que este familiar lo ha tenido durante 30 años, con el que ha estado regateando y disfrutando de la vela ligera y ha decidido que él no lo va a volver a coger, por lo que quiere que, por lo menos, el barco continúe navegando. Así que desde ahora tengo la enorme suerte de poder disfrutar de un Snipe en el pantano de Atazar en Madrid. Ahora podré navegar con Pablo aquí en Madrid y no solo durante el verano en Punta Umbría.